domingo, 12 de enero de 2014

Drones Contra la Caza Furtiva

Científicos españoles utilizan aviones no tripulados equipados con cámaras de alta resolución para detectar y combatir la matanza ilegal de rinocerontes en 
Sudáfrica.

Los drones suelen asociarse con ataques bélicos, pero en realidad estos aviones no tripulados, dirigidos por sistemas de control remoto, permiten una gran cantidad de aplicaciones en el ámbito civil. Recientemente, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) autorizó en España el primer dron de uso civil para el control de incendios. Ahora, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) pretende utilizar estos vehículos para controlar la caza furtiva de rinocerontes en África, a través de la vigilancia y disuasión, con el objetivo de reforzar la protección de las especies 
amenazadas.

Las zonas sobre las que ya han empezado a trabajar (13 en total), corresponden a 100.000 hectáreas de propiedad privada que se encuentran en la provincia de KwaZulu (Sudáfrica). De momento, ya han llevado a cabo 20 vuelos de prueba que han servido para determinar las condiciones idóneas en las que se puede detectar desde el cielo a un cazador furtivo.

Hasta ahora, los investigadores del CSIC han comprobado que los rinocerontes son más fáciles de detectar en terrenos llanos que en lugares frondosos. También han precisado que la altitud mínima para lograr este objetivo es de 31 metros y la máxima de unos 240. Para poder realizar los primeros vuelos de prueba, se usaron figurantes que simularon ser cazadores furtivos, y así se averiguó que su presencia se podía detectar hasta una altura máxima de 158 metros.

«Hemos utilizado a personas haciendo de furtivos para estudiar la detectabilidad, la fiabilidad y la calidad de los datos que se obtienen en distintas condiciones», explica a EL MUNDO Margarita Mulero-Pázmány, una de las científicas que ha participado en el estudio.

Especies en situación crítica

La investigación preliminar con los vuelos de prueba se realizó en agosto del año pasado con una cámara de vídeo en alta definición, otra de foto fija y un tercer equipo térmico para captar imágenes por la noche que se instalaron en el avión no tripulado. Las estudios realizados hasta ahora indican que los cazadores no muestran preferencias por un periodo del año en particular a la hora de ir a cazar, pero solamente actúan por las noches, sobre todo cuando hay luna llena, ya que pueden encontrar con mayor facilidad a los animales. El método más común para capturarles es mediante un disparo directo o introduciendo anestesia en las frutas que ingieren. En algunas ocasiones, también se usa una trampa con pequeños alambres.

La situación de los rinocerontes sigue siendo dramática. A lo largo de los años 90, dos especies, el rinoceronte negro y el blanco, estuvieron a punto de desaparecer. A pesar de que en 2007 empezó a aumentar el número de ejemplares, en los dos primeros meses del 2013 se alcanzó la cifra máxima de muertes por caza furtiva con más de dos individuos al día asesinados en Sudáfrica, según el estudio del CSIC. La doctora Mulero-Pázmány considera que estas cifras constituyen «un problema ecológico gravísimo», ya que en total casi 1.000 ejemplares murieron en 2013.

Los autores de este proyecto español consideran que la utilización de los drones es una alternativa viable frente a otros sistemas de vigilancia más costosos para evitar la muerte de estos animales, calificados como una especie amenazada en el caso de los rinocerontes blancos y en peligro crítico en el de los negros, según ha alertado la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El cuerno de rinoceronte es un producto muy popular en Asia, sobre todo en China, Hong Kong y Corea del Sur, ya que según la medicina tradicional de estos países posee propiedades curativas para diversas dolencias.

Por ello, la caza furtiva de rinocerontes está motivada por el altísimo precio que alcanza su cuerno en el mercado negro de Asia. En el año 2012, los cazadores llegaron a obtener una media de 17.330 euros por la venta de un cuerno de rinoceronte blanco, aunque la cifra más alta llegó a alcanzar 53.784 euros. En el caso del rinoceronte negro, el precio de su cuerno ha llegado a alcanzar los 44.969 euros.

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